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sábado, 6 de junio de 2009

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio Éxodo 20:16)

Levantar un falso testimonio, fuera de ser una mentira, es decir una tergiversación de la verdad, es una forma más del despojo que podemos hacer sobre un individuo al arrebatarle sus vienes más preciados.

El buen nombre habla del carácter, valer, de los principios y fidelidad que acompañan a la persona en su proceder y posiciones frente a determinados eventos. Robar este prestigio significa dejar al individuo sin el principal aval del que dispone frente a la vida y las transacciones que necesita realizar para vivir en sociedad y ser aceptado como persona y ciudadano.

Quien calla un delito se hace tan culpable como el que lo comete, ante la ley pasa a ser un cómplice de la trasgresión. Así también hoy se castiga la injuria y la mentira al manchar el buen nombre de un individuo. Pero la gravedad del delito cometido no sólo tiene una pena judicial y cívica, sino que es una gran ofensa a un principio moral y espiritual delante de Dios y los hombres.

El buen nombre es aquello por lo que se a trabajado y se ha luchado toda la vida, trae como recompensa no un sueldo, sino una posición social de prestigio frente al prójimo. Una vez que hemos quitado este valor de la persona, lanzado a los vientos las injurias, cual plumas sutiles, aún cuando se obligue al malhechor que causo el daño ¿Quién podrá recoger lo que el viento llevo?.

El daño no es social, psicológico y moral, pues arrastra una seguidilla de eventos que fuera de privar del derecho de la confianza, daña la autoestima de quien no este preparado para enfrentar este embate maligno.

El falso testimonio no se refiere a la mala definición que hacemos respecto a nuestro prójimo, sino además en cuanto a la posición, actitud, hechos, con los que engañamos para tergiversar la opinión, visión y estado que el otro puede tomar respecto a nosotros y esto con el deseo de tomar la ventaja respecto a una transacción, ya sea social, económica o moral. En todo esto hay engaño, pero a nuestro entender el mayor engaño esta en cuanto a la posición moral que se toma, debido a que en esta área manchamos, dañamos y distorsionamos con nuestra mentira la confianza, fidelidad, tipo de comunicación y respeto que podamos ganar del prójimo sin merecerla ni valorarla.

El engaño no sólo daña la relación, sino que la desestabiliza pues se fundamenta sobre errores y falsos conceptos. ¿Qué valor tiene la amistad? cuando no respeto al amigo, ¿qué fundamento tiene el matrimonio? cuando la fidelidad no existe, ¿qué resguardo tengo cuando la negociación tiene falsos argumentos?

Levantar, cometer falso testimonio es romper las relaciones más importantes que tenemos, pues es romper los vínculos sociales con nuestro entorno humano, no es como perder un objeto o cosa, sino es perder participación con personas.

El engaño separa, separa porque es pecado y la peor separación es el apartaros de Dios por causa de nuestro engaño intelectual respecto a Dios al no reconocer su derecho de creador o engañarnos respecto a su derecho a ser obedecido como padre y señor de nuestras vidas.

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